
Casi siempre que queremos cambiar algo en nuestras costumbres, se produce una batalla interna entre el diablillo bueno que dice: “debes hacerlo, eso es lo correcto, no esperes más...” y el diablillo malo que nos dice: “hoy no me apetece, tengo tiempo de hacerlo en otro momento…”
Esto ocurre, por ejemplo, cuando queremos perder unos kilos y ponernos en forma. Sabemos perfectamente como perder peso, y empezamos a hacerlo con todas las ganas, pero a los pocos días, en la mayoría de los casos, se tira la toalla.
Ocurre lo mismo con eso que llevas intentado aprender desde hace tiempo: aprender a tocar la guitarra, aprender inglés, aprender a comer sano, hacer un curso de fotografía, etc. A pesar de tener multitud de posibilidades, como cursos de idiomas online, o incluso cursos con los que puedes aprender a tocar la guitarra desde cero, el diablillo malo siempre parece ganar la batalla.
El problema es que los humanos tenemos hábitos. Por definición, hábitos son pequeñas acciones que nos ayudan en nuestro día a día. Y, debido a su característica, cambiar ciertos hábitos requiere, de forma inevitable, tener fuerza de voluntad.
Hasta aquí no hay mucho que no supieras... pero ahora viene lo interesante:
¡No debes tener fuerza de voluntad indefinidamente!
Maxwell Maltz (1889 -1975), un reconocido cirujano plástico de la Universidad de Columbia en la década de 1950, empezó a darse cuenta de un patrón que seguían sus pacientes: cuando les modificaba algún rasgo de la cara, por ejemplo, la nariz, les llevaba 21 días acostumbrarse al nuevo aspecto. Observó también que el síndrome del miembro fantasma en los amputados seguía el mismo patrón de los 21 días. “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”, escribió Maltz en su libro Psycho-Cybernetics (Psico Cibernética: el secreto para mejorar y transformar su vida), un libro de autoconocimiento que habla del potencial humano, publicado por primera vez en 1960 y que ha vendido varios millones de copias.
Retomando los descubrimientos y las enseñanzas de Maxwell Maltz, gurús del coaching y del desarrollo personal han llegado a la conclusión de que los hábitos de las personas se pueden cambiar en 21 días.
Dicho de otra forma, 21 días después de haber empezado a hacer algo, se convertirá en un hábito en tu vida, y lo realizarás de forma natural sin tener que recurrir a tu fuerza de voluntad.
¿Tendrás la fuerza para aguantar 21 días?