
Hay muchos ejemplos de “verdaderas” profesiones en el mundo. Me atrevería a decir que ser manager no es una de ellas.
Consideremos, por ejemplo, los campos de la medicina o de la arquitectura. Parte de lo que las convierte en profesiones es lo siguiente: para poder trabajar en estos campos, en primer lugar tenemos que estar cualificados y familiarizados con un temario relativamente común. Una institución certifica que este es el caso, y certifica al individuo para poder trabajar en ese campo. Además, una vez que estamos ejerciendo, hay una serie de expectativas acerca de cómo tomamos nuestras decisiones. Un doctor debe seguir las mejores prácticas disponibles para ayudar al paciente, y un arquitecto debe proponer diseños que cumplan con la normativa y que den como resultado una construcción segura y estable. Es más, si este no es el caso, tanto el doctor como el arquitecto podrían enfrentarse a acciones legales e incluso podrían perder sus autorizaciones para ejercer su profesión.
El management, por el contrario, está exento de estas condiciones, por ende coincido con la sugestión del Dr. Rousseau al decir que el management no es realmente una profesión.
Para ser manager no es necesario estudiar un temario concreto, las decisiones no tienen que estar basadas en datos empíricos y está generalmente aceptado el tomar decisiones basadas en “sensaciones”. Vale la pena analizar las consecuencias de estas situaciones opuestas, particularmente a una de ellas: la falta de toma de decisiones basada en evidencias.
Las prácticas basadas en evidencias se refieren al uso de las mejores evidencias disponibles para poder tomar una decisión. Las fuentes de evidencia son cuatro: Estudios científicos, Stakeholders en el proceso, datos organizacionales y opiniones de expertos. Al contrario que en muchas otras profesiones, el management de hoy en día raramente basa alguna de sus decisiones en evidencia científica, a pesar de que existe un amplio temario con mucho que ofrecer.
Muchos investigadores han encontrado que los managers confían en la mayoría de los casos en sus propias “sensaciones” o en sus experiencias personales. Entonces, ¿representa esto un problema?
En primer lugar, parece de sentido común decir que cuando se tiene el tiempo, se deberían analizar sistemáticamente las cuatro fuentes de evidencia, y usar la más adecuada.
Además, los estudios sugieren que no deberíamos sólamente basarnos en una de las fuentes, por muchas razones. Expliquemos una de ellas:
En primer lugar, al tratarse, por ejemplo, de analizar experiencias pasadas, solemos mirar hacia el pasado de una forma diferente a cómo ha pasado en realidad, y aunque lo recordemos perfectamente, por el mero hecho de querer darle sentido a una situación, podremos fácilmente asumir una relación de causa-efecto que en realidad nunca existió, construyendo de esta forma una ilusión.
En segundo lugar, estamos racionalmente limitados, lo que quiere decir que sólo podemos procesar y considerar una cantidad de información a la hora de tomar una decisión, y para seleccionar qué información considerar o descartar estamos inevitablemente influenciados por el sesgo de disponibilidad, un atajo mental que nos hace confiar en esos ejemplos que vienen más fácilmente a nuestra mente debido a una exposición reciente a esa situación. Ese anuncio ridículo en la televisión acerca de cómo perder peso o tu última conversación en el bar mientras tomabas una copa pueden ser la razón para una decisión trascendental, sin que tu lo sepas.
Como conclusión, aunque el expertise en un campo particular del management puede ser desarrollado y es una fuente válida de evidencia, tiene normalmente una menor calidad que otras fuentes disponibles y debe ser complementado con evidencias de mayor calidad.
A pesar de que los managers se enfrentan a restricciones de presupuesto y a un tiempo limitado, el management basado en evidencias ha demostrado mejorar la calidad de las decisiones.
¿Por qué no ponerlo en práctica? La próxima vez, pregúntate a ti mismo: ¿Qué evidencia está probando mi decisión?
Christian Criado Pérez, el autor de este artículo, trabajó en la industria aeroespacial durante los 8 años pasados, ocupando puestos técnicos y de management en tres países diferentes. Tiene una formación en ingeniería y posee un MBA en la IE Business School. Actualmente, se centra en investigación acerca de innovación y management basado en evidencias en la UNSW y ayuda a organizaciones a poner en práctica la toma de decisiones basada en evidencias. En paralelo, trabaja con exp(industry), dónde normalmente escribe artículos informativos acerca de temas relevantes para managers. Christian disfruta explorando y probando nuevas ideas, y ayudando a conectar resultados de investigación con su aplicación práctica.